En un bote de vidrio (previamente esterilizado en agua hirviendo) vamos añadiendo los ingredientes al gusto. Nosotros echamos primero una capa de tomates secos, una cucharada de orégano, un puñadito de pimienta negra en grano y otro de guindillas cayenas, cubrimos con aceite y volvemos a repetir la operación hasta terminar con todos los tomates secos. Si le añadís más pimienta y guindilla saldrá más fuerte, id probando hasta que le cojáis el punto y sea de vuestro agrado, a nosotros nos gusta que tenga mucho sabor, así que le echamos bastante. También podéis añadirle otros ingredientes como ajo, cualquier otra hierba (albahaca, tomillo, etc.) o lo que se os ocurra. Es importante que los ingredientes queden completamente cubiertos por el aceite, ya que si no podría salir moho.