Echamos agua en una olla y la ponemos a calentar. Cuando hierva añadimos sal al gusto y las zanahorias y las patatas sin pelar. Las cocemos durante 20 ó 25 minutos. Pasados los primeros 20 minutos podemos pinchar las zanahorias y las patatas con un tenedor o un cuchillo y si están tiernas las sacamos, si no las dejamos el tiempo que sea necesario. Puede ocurrir que las patatas estén listas antes que las zanahorias, en ese caso sacamos las patatas y dejamos que las zanahorias sigan cociéndose el tiempo que les haga falta.
Dejamos enfriar un poco las patatas y las zanahorias para no quemarnos y las pelamos, las troceamos un poco y las aplastamos con un tenedor. Es mejor hacer este paso en caliente porque es más fácil.
Nosotros hemos utilizado remolacha fresca que hemos cocido al vapor sin sal durante 35 minutos y guisantes congelados que hemos cocido en agua con sal durante 8 minutos. Cuando la remolacha está fría la cortamos en dados pequeños.
Añadimos todos los ingredientes (que han de estar fríos) en un bol grande y mezclamos bien. Dejamos enfriar durante dos horas en la nevera. Si puede estar hasta el día siguiente, mejor. Puede ocurrir que cuando vayamos a servirla esté un poco seca, no pasa nada, añadimos más veganesa y listo, ¡a comer!