Empezamos con la mermelada. Troceamos la calabaza y la echamos en un cazo con el agua, el zumo de limón y el ágave y lo ponemos a fuego medio durante 30 minutos.
Mirad el envase de vuestro agar agar y sabréis cuánto tiempo tiene que estar hirviendo. Nosotros lo echamos a la mermelada 4 minutos antes de quitarla del fuego. Podéis prescindir del agar agar, aunque os quedará una mermelada más líquida.
Retiramos del fuego y trituramos con ayuda de una batidora.
Cuando la mermelada esté más fría podemos meterla en un bote. Al principio puede que la mermelada os quede muy líquida pero cuando se enfríe solidificará.
Con un cortador redondo hacemos círculos con la masa de hojaldre. La mitad de los círculos los dejamos tal cual y a la otra mitad con ayuda de un cuchillo les hacemos los ojos y la boca. Pintamos con agua todos los círculos, aunque si lo preferís podéis utilizar huevo (aunque ya no sería una receta vegana).
Cogemos uno de los círculos sin cara, lo pinchamos varias veces con un tenedor, le echamos una cucharadita de mermelada de calabaza sin llegar a los bordes para que no se salga, le ponemos encima uno de los círculos con cara y con un tenedor vamos haciendo marcas alrededor del hojaldre para sellarlo y que quede cerrado (mirad cómo quedan en las fotos). Repetimos la operación con todos los hojaldres.
Colocamos nuestros hojaldres sobre una rejilla con papel de hornear y los metemos al horno previamente precalentado, a 200 grados durante uno 15 minutos o hasta que se doren.