En un bol echa las dos harinas, la levadura y la sal.
Calienta el agua a 40ºC ó 105ºF. Yo usé un termómetro, pero no es imprescindible, puedes meter el dedo y tiene que estar calentita, pero no tiene que quemar.
Echa el agua y remueve con una cuchara hasta que obtener una masa homogénea. Si quieres puedes usar tus manos (yo lo prefiero). Te recomiendo que eches 375 ml de agua y si la masa está muy seca le eches el resto poco a poco. Puede incluso que tengas que echar más agua que yo, eso depende de la harina que utilices.
Tapa el bol con un paño y deja reposar la masa unas 2 horas cerca de una fuente de calor (en una ventana al sol o cerca de la calefacción, por ejemplo) para que leve.
Precalienta el horno a 220ºC ó 430ºF.
Pon la masa en el molde y aplástala bien con ayuda de una cuchara. Haz unos cortes con un cuchillo, echa las semillas y aplástalas con la cuchara contra la masa para que al cortar el pan no se caigan.
Hornea 25 minutos a 220ºC ó 430ºF y 35 minutos a 175ºC ó 350ºF.